Comprar un departamento para alquilarlo puede ser una fuente de ingresos significativa y una solución conveniente tanto para los propietarios como para los inquilinos. Sin embargo, en ocasiones, pueden surgir inconvenientes entre ambas partes que requieran una resolución adecuada. 

En este artículo, exploraremos los posibles problemas con los arrendatarios y cómo abordarlos de manera efectiva.

¿Cómo evitar problemas con tus arrendatarios? 

Incluso antes de empezar a alquilar, hay ciertas cosas que puedes hacer para evitar problemas posteriores.

  • Comprueba los antecedentes de los posibles nuevos inquilinos: Asegúrate de que tienen todo en regla y obtén referencias de un propietario anterior para evitar problemas desde el principio.
  • Ten un inventario actualizado de tu propiedad y su contenido: esto es de gran importancia para los propietarios que alquilan una vivienda amueblada. Si tus inquilinos causan daños a la propiedad, tener un inventario actualizado será de gran ayuda.
  • Revisa el contrato de alquiler: antes de que empiece el alquiler, es conveniente tomarse el tiempo necesario para garantizar que el contrato de arrendamiento es sólido desde el punto de vista legal, y así evitar problemas y gastos adicionales en el futuro. Si no estás seguro del contrato, siempre es buena idea que lo revise un abogado especializado en asuntos inmobiliarios.

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¿Qué problemas pueden surgir con los arrendatarios?

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Aunque hayas hecho todo lo posible por evitarlo, aún pueden surgir inconvenientes con los inquilinos. Comprender los problemas más comunes puede ayudarte a detectar las primeras señales de advertencia. Los conflictos más habituales con los arrendatarios pueden ser: 

1. Daños en la propiedad o el mobiliario 

Aunque es de esperar que se produzca un desgaste general durante el alquiler, a veces esto puede convertirse en daños importantes en la propiedad. Establecer límites desde el principio sobre determinadas políticas, como si se permiten mascotas o ciertas mejoras en la vivienda (como pintar paredes o colgar cuadros), puede ser de gran utilidad. 

Además, realiza inspecciones periódicas del inmueble para asegurarte de que puedes tomar medidas cuando sea necesario.

2. Quejas por ruido e inconvenientes con los vecinos

A nadie le gusta tener un vecino ruidoso o inoportuno, y si eres el propietario las quejas pueden recaer a menudo en ti. Hablar con los inquilinos y explicarles la situación es un buen punto de partida en estos casos.

3. Atrasos en el pago del alquiler 

Si tienes un inquilino que se ha retrasado en el pago del alquiler del departamento, las cosas pueden ponerse difíciles. Empieza por llevar un registro de cuándo vence y cuándo se paga el alquiler y envía recibos a tus inquilinos después del pago para evitar confusiones. 

Si después de varios días no se ha efectuado el abono correspondiente, intenta llamar por teléfono antes de hacer una petición formal por escrito.

4. Negativa a desalojar la vivienda una vez finalizado el alquiler

La poca fiabilidad del inquilino a menudo puede causar problemas si tienes un nuevo arrendatario listo para mudarse. Si este se niega a retirarse de tu propiedad una vez finalizado el contrato de alquiler, empieza a tomar medidas para iniciar el proceso de desalojo. 

5. Peticiones poco razonables

Aunque como arrendador estás obligado a garantizar el buen mantenimiento de la propiedad, de vez en cuando puede que te hagan alguna petición que consideres poco razonable. 

Una vez más, ser claro en el contrato de alquiler del inmueble sobre tus responsabilidades como propietario puede ayudar a evitar que se produzca este problema.

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¿Cómo debes actuar si se presentan estos inconvenientes?

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Si ocurre cualquier imprevisto y te encuentras con alguno de los inconvenientes anteriores, no te preocupes. Aunque te sientas frustrado, recuerda que no estás solo a la hora de enfrentarte a este tipo de situaciones.

Cuando surjan los primeros problemas, empieza por comunicarte de forma clara, educada y firme con tus inquilinos y explícales por qué su comportamiento no es aceptable. En la mayoría de los casos, esto debería bastar para resolver los inconvenientes y volver a poner las cosas en orden.

Independientemente de si tienes arrendatarios difíciles, tener una política de comunicación clara puede ayudarte a tener una relación productiva con ellos y hacer que todo el proceso de alquiler sea más fácil para ambos.

No obstante, si tienes que lidiar con un inquilino complicado, lleva un registro escrito de todo lo que hagas y de toda la comunicación entre tú y él. Si llegas a enfrentarte a un proceso judicial, estos documentos demostrarán tu profesionalidad y tus intentos de resolver el problema.

Si todo lo demás falla, puede que tengas que considerar el desalojo de tu arrendatario para recuperar el control de tu propiedad.

Ahora ya sabes cuáles son los inconvenientes más comunes con los inquilinos a la hora de alquilar un departamento y cómo actuar si te encuentras con estas situaciones. No olvides que, aunque puede ser complicado, con una comunicación abierta, respeto mutuo y procedimientos adecuados, es posible alcanzar soluciones satisfactorias para ambas partes. ¡Esperamos haberte ayudado!

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